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Biodisponibilidad de los fármacos
Se denomina biodisponibilidad al grado y la velocidad con que una forma activa (el fármaco o uno de sus metabolitos) accede a la circulación, y alcanza de esta manera su lugar de acción.
La biodisponibilidad de un fármaco depende en gran medida de las propiedades de la forma farmacéutica, que a su vez dependen en parte de su diseño y fabricación. Las diferencias de biodisponibilidad entre diferentes formulaciones de un mismo fármaco pueden tener importancia clínica; por ello, es esencial saber si distintas formulaciones de un fármaco son o no equivalentes.
La equivalencia química implica que dos productos farmacológicos contienen la misma cantidad del mismo compuesto activo y cumplen con los requisitos oficiales vigentes; sin embargo, pueden diferir en su contenido en ingredientes inactivos. La bioequivalencia significa que dichos productos farmacológicos dan lugar a concentraciones equivalentes del fármaco en plasma y tejidos cuando se administran a un mismo paciente empleando las mismas dosificaciones. La equivalencia terapéutica indica que dichos productos provocan los mismos efectos terapéuticos y adversos cuando se administran a un mismo paciente empleando la misma dosificación.
En principio, los productos bioequivalentes también son terapéuticamente equivalentes. La ausencia de equivalencia terapéutica (p. ej., más efectos adversos, menos eficacia) suele descubrirse al administrar un nuevo fármaco no equivalente con otra formulación a un paciente en tratamiento crónico que se encontraba estable.
En algunas ocasiones, puede existir equivalencia terapéutica a pesar de las diferencias en la biodisponibilidad. Por ejemplo, el índice terapéutico (cociente entre la concentración tóxica mínima y la mediana de la concentración eficaz) de la penicilina es tan amplio que su eficacia y seguridad no suelen verse afectadas por diferencias moderadas de la concentración plasmática debidas a diferencias en la biodisponibilidad de los distintos preparados de penicilina. Por el contrario, en el caso de fármacos con índices terapéuticos relativamente estrechos, las diferencias en la biodisponibilidad pueden inducir una notable divergencia en su equivalencia terapéutica.
(Véase también Generalidades sobre la farmacocinética).
Causas de baja biodisponibilidad
Los fármacos administrados por vía oral deben atravesar la pared intestinal y después la circulación portal hasta el hígado; en estos dos sitios, se produce el metabolismo del primer paso (metabolismo que ocurre antes de que un fármaco alcance la circulación sistémica). Por ello, muchos fármacos pueden ser metabolizados antes de que se alcance una concentración plasmática adecuada. La baja biodisponibilidad es más frecuente con las formas de dosificación oral de los fármacos poco hidrosolubles y que se absorben con lentitud.
Otra causa importante de baja biodisponibilidad es no contar con el tiempo suficiente en el tracto digestivo como para que se produzca la absorción. Si el fármaco no se disuelve con facilidad o es incapaz de atravesar la membrana epitelial (p. ej., si está altamente ionizado y es polar), el tiempo de permanencia en los lugares de absorción puede ser insuficiente. En estos casos, además de baja, la biodisponibilidad suele ser muy variable.
La biodisponibilidad de un fármaco también puede verse afectada por la edad, el sexo, la actividad física, el fenotipo genético, el estrés, las enfermedades (p. ej., aclorhidria, síndromes de malabsorción) y los antecedentes quirúrgicos digestivos (p. ej., cirugía bariátrica).
Las reacciones químicas que reducen la absorción también pueden disminuir la biodisponibilidad. Entre ellas se encuentran la formación de complejos (p. ej., entre tetraciclinas e iones metálicos polivalentes), la hidrólisis por el ácido gástrico o las enzimas digestivas (p. ej., la hidrólisis de penicilina o palmitato de cloramfenicol), la conjugación en la pared intestinal (p. ej., la sulfoconjugación de isoproterenol), la adsorción a otros fármacos (p. ej., digoxina a colestiramina) y el metabolismo por parte de la microflora de la luz intestinal.
Cálculo de la biodisponibilidad:
La biodisponibilidad suele calcularse mediante la determinación del área bajo la curva concentración plasmática-tiempo (véase figura Representación de la relación entre la concentración plasmática y el tiempo tras la administración por vía oral de una dosis única de un fármaco hipotético). El parámetro más confiable de la biodisponibilidad de un fármaco es el ABC. El ABC es directamente proporcional a la cantidad total de fármaco no modificado que alcanza la circulación sistémica. Los productos farmacéuticos pueden ser considerados bioequivalentes en cuanto a la magnitud y a la velocidad de absorción si sus curvas de concentración plasmática son prácticamente superponibles.
Representación de la relación entre la concentración plasmática y el tiempo tras la administración por vía oral de una dosis única de un fármaco hipotético
La concentración plasmática del fármaco es mayor cuanto mayor sea la absorción; la concentración plasmática máxima (pico) se alcanza cuando se igualan la velocidad de eliminación y la de absorción. El cálculo de la biodisponibilidad mediante la determinación de la concentración plasmática máxima puede inducir a errores, ya que la eliminación del fármaco comienza desde el momento en que éste penetra en el torrente sanguíneo. El tiempo pico (cuando ocurre la concentración plasmática máxima del fármaco) es el parámetro utilizado con más frecuencia para calcular la velocidad de absorción; cuanto más lenta sea ésta, más tarde se alcanza el pico.
La biodisponibilidad de los fármacos que se excretan principalmente por vía urinaria sin haber sufrido modificaciones puede estimarse midiendo la cantidad total de fármaco excretado después de la administración de una única dosis. En condiciones ideales, para recuperar en la orina todo el fármaco que ha sido absorbido, se recoge orina durante un tiempo 7-10 veces mayor que la semivida de eliminación del fármaco. Cuando se han administrado dosis múltiples, la biodisponibilidad puede calcularse midiendo la cantidad de fármaco intacto recuperado de la orina durante un período de 24 horas.

distribución
Se entiende por distribución de un fármaco el movimiento de este hacia y desde la sangre y diversos tejidos del cuerpo (por ejemplo, tejido adiposo, muscular y cerebral), y las proporciones relativas del fármaco en los tejidos. (Véase también Introducción a la administración y la cinética de los fármacos.)
eliminación
Eliminación de fármacos por la orina
Varios factores, incluidas ciertas características del fármaco, afectan a la capacidad excretora de los riñones. Para que sea excretado por la orina, un fármaco o un metabolito deben ser hidrosolubles y no estar demasiado unidos a las proteínas del torrente sanguíneo. La proporción en que los riñones excretan algunos fármacos puede verse afectada por la acidez de la orina, que depende de la dieta, de los fármacos y de los trastornos renales. En el tratamiento por intoxicación con algunos fármacos y con el fin de aumentar su excreción, se modifica la acidez de la orina administrando antiácidos (como el bicarbonato sódico) o sustancias acidificantes (como el cloruro amónico).
La capacidad de los riñones para excretar fármacos depende también de lo siguiente
Flujo de orina
La circulación sanguínea a través de los riñones
El estado general de los riñones
La función renal puede verse afectada por muchas enfermedades (especialmente por la hipertensión arterial, la diabetes y las infecciones renales recurrentes), por la exposición a altas concentraciones de productos químicos tóxicos y por los cambios relacionados con el envejecimiento. A medida que la persona va haciéndose mayor, la función renal se va deteriorando lentamente. Por ejemplo, la eficacia renal para la excreción de fármacos en una persona de 85 años de edad es de aproximadamente la mitad que la de una persona de 35 años.
En las personas cuya función renal está disminuida, la dosis habitual de un fármaco que se elimina principalmente por los riñones puede resultar excesiva y causar efectos adversos. Por lo tanto, los médicos suelen dosificar el fármaco en función del grado de disminución de la función renal de la persona. Aquellas personas con insuficiencia renal requieren dosis más bajas que las que tienen una función renal normal.
Los profesionales de la salud tienen diferentes maneras de estimar la pérdida de función renal. A veces hacen su estimación considerando solo la edad de la persona. Sin embargo, pueden obtener una estimación más precisa de la función renal basándose en los resultados de pruebas analíticas que miden el nivel de creatinina (un producto de desecho) en sangre y, a veces, en orina. Utilizan estos resultados para calcular la efectividad con que la creatinina es eliminada del organismo (un proceso denominado depuración o aclaramiento de creatinina [véase Pruebas de función renal]), el cual refleja el estado de funcionamiento de los riñones.
Eliminación de fármacos por la bilis
Algunos fármacos pasan por el hígado inalterados y son excretados con la bilis. Otros son convertidos en metabolitos en el hígado antes de que sean excretados con la bilis. En ambas situaciones la bilis entra en el tracto gastrointestinal. Apartir de ahí los fármacos son eliminados con las heces o bien son reabsorbidos en el torrente sanguíneo y, por lo tanto, reciclados.
Si el hígado no funciona con normalidad, y si el fármaco se elimina principalmente por metabolismo hepático, deberá ajustarse la dosis del fármaco. Sin embargo, no existen procedimientos simples, similares a los que se utilizan para valorar la función renal, que permitan establecer la capacidad del hígado para metabolizar (y en consecuencia eliminar) los fármacos.
Otras formas de eliminación de los fármacos
Algunos fármacos se eliminan a través de la saliva, del sudor, de la leche materna y del aire espirado. La mayoría son excretados en pequeñas cantidades. La excreción de los fármacos en la leche materna solo es relevante en la medida en que el fármaco puede afectar al lactante (véase Fármacos que no debe tomar mientras amamanta). La forma principal en que se eliminan los anestésicos inhalados es a través del aire espirado.
metabolismo de un fármaco
El metabolismo de los fármacos es el proceso mediante el cual el organismo transforma los compuestos químicos de los fármacos en metabolitos que son más fáciles de eliminar. El metabolismo de los fármacos ocurre principalmente en el hígado, aunque también puede tener lugar en otros tejidos y órganos, como los riñones, los intestinos y los pulmones.
El metabolismo de los fármacos tiene varios propósitos importantes:
- Inactivación: El metabolismo de los fármacos puede convertirlos en formas inactivas o menos activas. Esto es beneficioso para el organismo, ya que reduce la duración y la intensidad del efecto del fármaco, evitando así una sobreexposición y posibles efectos adversos.
- Activación: En algunos casos, el metabolismo de los fármacos puede convertirlos en formas activas o más potentes. Esto ocurre principalmente con los fármacos pro-drogas, que son compuestos inactivos que requieren metabolismo para convertirse en su forma activa.
- Mejora de la eliminación: El metabolismo de los fármacos puede aumentar su hidrosolubilidad, lo que facilita su eliminación a través de la orina o las heces. Los metabolitos hidrosolubles son más fáciles de excretar que los fármacos originales, que a menudo son liposolubles y se eliminan con más dificultad.
El metabolismo de los fármacos se lleva a cabo principalmente por enzimas hepáticas, que son proteínas especializadas encargadas de catalizar las reacciones químicas involucradas en el metabolismo.
Desde el punto de vista de la farmacocinética, los tres aspectos esenciales del metabolismo de los fármacos son los siguientes:
- Cinética de primer orden. Para la mayoría de los fármacos en sus rangos de concentración terapéutica, la cantidad del fármaco metabolizado por unidad de tiempo es proporcional a la concentración plasmática del fármaco (Cp) y la fracción del fármaco eliminada por el metabolismo es constante (es decir, cinética de primer orden).
- Cinética de orden cero. Para algunos fármacos, como etanol y fenitoína, la capacidad metabólica se satura a las concentraciones usualmente empleadas, y el metabolismo del fármaco se convierte de orden cero; es decir, una cantidad constante de fármaco se metaboliza por unidad de tiempo. La cinética de orden cero también puede ocurrir con concentraciones altas (tóxicas) a medida que la capacidad metabólica para el fármaco se satura.
- Enzimas inducibles de biotransformación. Los principales sistemas que metabolizan fármacos son enzimas inducibles de amplio espectro con algunas variaciones genéticas predecibles. Los fármacos que son sustratos en común para una enzima que los metaboliza pueden interferir con el metabolismo de cada uno, o un fármaco puede inducir o incrementar el metabolismo de sí mismo u otros fármacos.
En general, las reacciones que metabolizan fármacos generan metabolitos inactivos más polares que se excretan fácilmente del cuerpo. Sin embargo, en algunos casos, se generan metabolitos con una potente actividad biológica o propiedades tóxicas.
La excreción es una de las fases de la farmacocinética de un fármaco, entendida como la salida de los fármacos o sus metabolitos al exterior del organismo. Existen diferentes vías de excreción de fármacos que os presentamos a continuación.
Vías de excreción de los fármacos
Excreción renal
El principal órgano encargado de la excreción es el riñón. La excreción renal de fármacos es el resultado de tres procesos: la filtración glomerular, la secreción tubular y la reabsorción tubular.
Guía de Administración de Fármacos por Vía Parenteral
Mediante la filtración glomerular pasan a la orina todos los fármacos disueltos en el plasma, que se encuentren en forma libre y con un peso molecular inferior a los 70.000 D. Este paso puede estar condicionado por la edad, el embarazo, algunas sustancias y algunas patologías.
La secreción tubular puede llevarse a cabo de forma pasiva o mediante transporte activo. En general los fármacos utilizan los mismos sistemas de secreción tubular que usan las sustancias endógenas por lo que el proceso, en ocasiones es poco selectivo. En los fármacos que se excretan por secreción tubular no importa cuál sea la fracción libre o unida a proteínas siempre que la unión sea reversible, pero hay que tener en cuenta que el transporte activo puede saturarse.
Por último, mediante la reabsorción tubular, los fármacos que hayan sido previamente filtrados o secretados a los túbulos renales, pueden ser reabsorbidos volviendo así a la circulación sistémica. Generalmente, el proceso de reabsorción tiene lugar mediante difusión pasiva aunque en algunos casos se puede llevar a cabo por transporte activo. La reabsorción pasiva de sustancias ácidas y básicas depende del pH del medio así alcalinizando o acidificando la orina puede lograrse una eliminación más rápida de ácidos débiles o de bases débiles respectivamente en casos de intoxicación (ver en el apartado de absorción).
Excreción Hepatobiliar
La segunda vía en importancia de excreción de fármacos después de la renal es el sistema hepatobiliar. A través de la bilis se eliminan compuestos de peso molecular alto. Se produce principalmente por transporte activo y en algunas ocasiones es útil para tratar infecciones biliares. Los fármacos pueden ser eliminados también a través de las heces.
Excreción Pulmonar
La excreción pulmonar es importante para anestésicos generales inhalatorios y otros compuestos que se administran por vía inhalada.
Excreción Leche materna
La excreción por leche materna es importante tenerla en cuenta en madres lactantes, generalmente la concentración de fármaco eliminado a través de la leche es pequeña pero en caso de medicamentos tóxicos que las madres consuman en grandes cantidades pueden pasar al bebé. La excreción por saliva, sudor y lágrimas es cuantitativamente poco importante aunque puede serlo para algunas sustancias tóxicas.
En la excreción de un fármaco hay que tener en cuenta la vida media plasmática de eliminación, que es lo que tarda la concentración plasmática en reducirse a la mitad. Es un valor clave a la hora de decidir las pautas de administración. Cuanto mayor sea más lenta será la eliminación. Se ha consensuado que tras cinco vidas medias, el fármaco se ha eliminado por completo del organismo (en la primera vida media se elimina la mitad, en la segunda la mitad de la mitad, en la tercera la mitad de la mitad de la mitad y así sucesivamente).
Por otro lado, el aclaramiento de un fármaco por un órgano indica la capacidad de ese órgano para eliminarlo, así se habla de aclaramiento hepático, renal, etc.
En general, los factores que alteren la función renal y/o hepática tendrán repercusión en la forma de los fármacos de ser eliminados del organismo y pueden conducir a alteraciones de los efectos.
farmacoepidemiologia
¿Qué es?
Es la aplicación del razonamiento, métodos y conocimiento epidemiológico al estudio del uso y efectos de los medicamentos en poblaciones humanas.
La industria farmacéutica en las últimas décadas ha incorporado a la práctica clínica un importante número de medicamentos como determinantes de salud, sin embargo, de forma paralela se ha introducido un mayor riesgo debido a los efectos no deseados de los medicamentos.
¿Cuándo y dónde surge?
En EEUU en la década de los sesenta, con los programas de monitorización de reacciones adversas a los medicamentos en los hospitales como: el John Hopkins Hospital and The Boston Collaborative Drug Surveillance Program, que consistieron en estudios de cohortes, que exploraron los efectos a corto plazo de los medicamentos.
La farmacoepidemilogía toma auge con el desastre de la talidomida, que dejó como responsabilidad ética y científica estudiar las reacciones adversas de los medicamentos, aún después de que estos son autorizados y comercializados.
En el estudio de las reacciones adversas a medicamentos, es importante considerar que el 51% de los medicamentos que se aprueban y están disponibles en el mercado, tienen reacciones adversas serias, no detectadas al momento de su aprobación. Por lo que el registro sanitario del medicamento significa que hasta el momento no se ha detectado ningún riesgo inaceptable, por lo tanto no garantiza que el fármaco siempre será seguro en la práctica clínica.
Se han retirado medicamentos del mercado desde la década de los ochenta. Al menos, 36 fármacos se han retirado en Estados Unidos de Norteamérica desde 1980; a continuación se describen algunas reacciones adversas de medicamentos después de su aprobación y año de retiro:
Fenilpropanolamina Aumento de tensión arterial que puede ocasionar hemorragia cerebral o infarto 2000Alosetron Colitis isquémica 2000
Rapacuronio Broncoespasmos 2001
Rofecoxib Eventos vasculares cerebrales 2004
Fármacos retirados del mercado en México en el 2019 por la OMS y la COFEPRIS:
ValsartánAntihipertensivo
Posible relación con el cáncer por su contenido N-nitrosometilamina o NDMAsustancia identificada como posible carcinogénico humano de acuerdo con la FDA
Veraliprida
Menopausia
Riesgos en la circulación y desarrollo de enfermedades psiquiátricasEfalizumab
Psoriasis crónica moderada y severa
Leucoencefalopatia multifactorial progresivaPemolina
Déficit de Atención de niños
Daño hepático irreversible en niñosSibutramina
Adelgazante
Tx prolongado
Problemas cardíacosAccidente cerebro vascular
Alteraciones psicomotoras, genera intoxicación y dependencia
Ranitidina
Antiácido
Posible relación con el cáncer.Por su contenido N-nitrosometilamina o NDMA sustancia identificada como
posible carcinogénico humano
Farmacovigilancia
Los medicamentos, que incluyen a las vacunas, han trasformado la prevención y el tratamiento de las enfermedades a lo largo del tiempo. Además de sus beneficios, pueden tener efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser indeseables o inesperados. La farmacovigilancia es la ciencia y las actividades relativas a la detección, evaluación, comprensión y prevención de las reacciones adversas o cualquier otro problema de salud relacionado con medicamentos o vacunas.
La farmacovigilancia busca asegurar que la relación beneficio-riesgo se mantenga favorable a largo de todo el ciclo de vida del medicamento, es decir, desde que se autoriza hasta que se retira del mercado o se interrumpe su producción. La farmacovigilancia comprende diversas actividades de salud pública de análisis y gestión del riesgo que contribuyen al uso racional de los medicamentos. Así, la identificación, cuantificación y evaluación de los riesgos asociados con el uso de los medicamentos pueden evitar o minimizar el daño a los pacientes y adoptar las medidas necesarias, poniendo en marcha, si fuese preciso, medidas reguladoras.